EL EGO DEL ESCRITOR
Imagen de Mohamed Hassan en Pixabay
EL EGO DEL ESCRITOR
En esta publicación abordo un asunto peliagudo, el ego que tanto debería de temer un escritor desarrollar en exceso. Ya que es innegable que aunque no se reconozca de forma abierta, siempre habrá un mínimo saludable hacia las propias obras que permiten progresar.
Idear la trama de un escrito y personajes, no es rápido o sencillo. Primero hay que saber como empezarlo y plantearlo, para después desarrollarlo lo mejor posible en la medida de las posibilidades de cada uno. Proceso que en función de la extensión, complejidad o ambas cosas a la vez, lleva unas horas en el caso de microrelatos o relatos. Y meses e incluso años si hablamos de novelas, así que es natural el sentir un cierto apego por la obra creada con tanto esfuerzo.
De modo que ser conscientes de ese detalle, aquellos que luego hagan valoraciones con base en parámetros que no antepongan al menos la historia que se describa. Tened presente el esfuerzo que ya ha supuesto, lo que ya leéis. Claro que eso atañe a obras que en el fondo tengan algo bueno, no a cualquier relato o novela.
Tras este preámbulo, largo pero necesario. Entramos a fondo en el tema, que trata la publicación, el ego. Podría definirse como el pecado capital similar a la soberbia de un escritor, ya sea porque se crea el mejor del mundo o haya sido encumbrado por los que le sigan. En ambos casos, es una carencia de humildad de su trabajo.
Aquellos que se percaten y sean juiciosos, lo más probable es que empiecen a darle de lado, ya que no es algo que agrade a nadie.
Como empecé diciendo al principio, siempre se alberga un mínimo de ego en el interior que no se muestra. Y más podría decirse que es el propio orgullo por su obra, que lo incita a seguir mejorando lo que haya realizado antes. Aunque este rara vez debería de notarlo alguien en las presentaciones o cuando hablara de sus novelas en entrevistas.
Para terminar, a modo de resumen, concluiré diciendo no solo escritores, los demás artistas o cualquiera que vea que es bueno en alguna cosa. Es susceptible de caer en el egocentrismo, por lo que debe de ser un ejercicio casi continuo el recordar que uno ha de mostrarse humilde y no alardear en exceso de los logros. Por más que sea justificable a veces, puede ser confundido por la gente.
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