NAPOLEON, EL GATO


                                                               Imagen de Alexa en Pixabay

Soy Napoleón, un gato rubio atigrado que disfruta en el balcón de la casa de su dueño de los rayos del sol, me considero una mascota feliz que tiene sus necesidades cubiertas desde que fui adoptado por Esteban y pasar a ser su única familia; con el que desarrolle una gran afinidad, un día nunca más lo vi entrar por la puerta tras irse por la mañana como solía hacer habitualmente... Estuve esperando en la entrada, impaciente a mi humano a la hora en que regresaba y pasado un tiempo que se me antojo demasiado largo, esta finalmente se abrió mostrando a varias personas que entraron con una caja; me asuste y corrí a esconderme bajo la cama de Esteban al intuir sus intenciones hacia mi.

« ¿Quienes serán esas personas?, ¿y dónde estará mi humano Esteban que no viene en mi rescate? » –pensaba al escuchar los pasos que iban detrás mío antes de conseguir llegar a mi destino y sentirme relativamente a salvo.

Esos intrusos lejos de cejar en su empeño me rodearon, imposibilitando mi fuga de lo que se convirtió en una trampa que me resultaría complicado eludir sin ser capturado e introducido en esa caja que mi experiencia me decía de sobras para que la iban a utilizar. Maulló amenazadoramente hacia esos intrusos que intentaban cogerme, esperando que mi humano acudiera en mi rescate en cualquier momento para librarme de esta pesadilla. Tal anhelo resultó ser algo que nunca vi que sucediera, y finalmente un mango con una correa se cerró en torno a mi cuello para arrastrarme directo a la caja, en donde pese a mis esfuerzos así como zarpazos hacia esos extraños, me lograron introducir.

Sin poder ya hacer nada, tuve que resignarme a que me sacaran de mi hogar maullando pidiendo ayuda a mi protector, que me había acogido en busca de su ayuda, pero seguía sin hacer acto de presencia para auxiliarme y con una mezcla de desesperación mezclado con terror... Veía cómo se dirigen hacia la puerta de la vivienda que estaba abierta y me cruce con mas humanos en el exterior, muchos de los cuales; observé que me miraban con una expresión triste al verme desesperado al yo creer que me separaban de mi única familia Esteban, y aun así no hicieron nada para ayudarme e impedir que me alejaran del único hogar, que había conocido desde que me llevaron allí siendo un cachorro.

Una vez en la calle, se dirigieron a un vehículo que me trajo algunos recuerdos de cuando me recogieron en el campo en donde nuestra madre nos crio, hasta que un dia dejo de moverse e hicieron acto de presencia varios hombres que se bajaron de uno similar para recogerme junto a mis hermanos, para ser llevados a un centro inmenso en donde nos dejaron en una gran jaula, junto a otros de nuestra especie, tras pasar por lo que para mi fue una cámara de tortura. Allí permanecí varios días, hasta que vi a un humano que me agrado y le rogué que me llevara con él, este resultó ser Esteban que se prendó de mí... Aunque después salio de la jaula sin mi y me sentí desilusionado al creer que me iba a dejar allí finalmente; aunque no tardó en venir otra persona con un extraño objeto en la mano que acercó a varios compañeros míos, hasta que llegó mi turno y me alegré al ver que lo guardaba y me metía en la caja que traía consigo. Maulló con alegría al saber que eso significaba que probablemente aquel humano me iba a llevar con él... Y a esa esperanza me aferre, con un corazón que me latía acelerado, mientras nos acercamos a la casa principal del centro, de la cual tan solo recordaba aquella estancia maldita, a la que no quería regresar de ninguna manera. Mi desasosiego se tornó en alegría al ver allí al humano que me agrado, me miraba ilusionado al estarme esperando, aunque antes de abandonar aquel centro descubrí con horror que aun me esperaba otra visita a mi peor pesadilla en aquel lugar que soporte como pude.

Ya en el transportin de aquel gentil humano, al que me había ofrecido fui llevado a otro vehículo más pequeño y depositado en el asiento trasero.

  • ¡Tu y yo vamos a llevarnos muy bien!, ¿a que si Napoleón? –escuche como me decía al acercar su mano a las rejas de la caja.

Deje que acariciara mi cara dulcemente y por mi parte cerré los ojos complacido.

« En efecto he escogido al humano adecuado, me cuidara en condiciones y en contrapartida le ofreceré mi amor incondicional » –pienso mientras ronroneo de placer.

Así es como llegué a ese hogar, del que ahora era expulsado, por las mismas personas que me volvían a llevar a aquella jaula seguramente.

« ¿En dónde estás Esteban?, ¿porque permites que me separen de ti? » –rumio ya tumbado en esa caja y resignado a mi cruel destino.

Los días pasaron para mi de forma triste, al aún mantener la vana esperanza de ver a mi antiguo humano, volver a buscarme para convivir de nuevo juntos; cada vez que escuchaba pasos acercarse me incorporaba del suelo en donde permanecía tumbado casi todo el dia, comi lo básico los primeros días al apenas tener apetito... Los que nos cuidaban, a veces me cogían y daban con una pieza metálica comida de una lata que devoraba sin excesivo apetito.

  • El pobrecito aún añora a su antiguo amo, ignora que nunca va a poder venir a buscarlo como él igual espera –dijo el hombre que me alimentaba.

  • Es un atigrado y suelen estar muy apegados a sus dueños, necesitará que estemos un poco por él estos días –respondió la mujer que ponía el pienso para los demás gatos.

Esas mismas dos personas me sacaron regularmente, en esa ya habitual caja para mi y me llevaron a una sala de aquella casa, en donde jugaron conmigo además de darme suculentos manjares. Su amabilidad me alivió ligeramente por el tiempo que estuve con ellos, aunque a mi regreso a la jaula volvía a pensar en Esteban y anhelaba que apareciera algún día para llevarme de vuelta a mi hogar.

Los días fueron pasando y aunque no olvidaba al antiguo hombre con el que convivi, también empezaba a ser consciente, que puede que no lo volviera a ver al no parecer estar interesado en venir a por mi. Lentamente empecé a ofrecerme a otros humanos que entraban buscando una mascota, pero al ser ya mayor, muchos ni siquiera se planteaban el llevarme con ellos y terminaban escogiendo a pequeños cachorros, por lo que lo que era complicado que los de cierta edad tuviéramos la suerte de ser elegidos por esas personas, pese a nuestros persistentes intentos por atraer su atención.

Cuando prácticamente había perdido toda esperanza de ir a un nuevo hogar, ver nuevamente a mi antiguo humano o salir de esa jaula... Llegó una persona que reconocí como a Esteban, pero que mis sentidos me indicaban más bien lo contrario; le abrieron la jaula y se dirigieron directamente hacia mí, me había puesto de pie al darme cuenta de ello y examine con cuidado al recién llegado, e incluso lo olfatee al ver su parecido con mi antiguo amigo.

  • ¡¿Así que este fue su gato!? –pregunto Raul a uno de los hombres de la protectora.

  • En efecto, lo trajeron aquí al fallecer su hermano en aquel accidente –informó el empleado.

  • Me lo llevo entonces, si es que no se ha mostrado nadie más interesado por él –se apresuró a decir.

  • Ya tiene casi seis años y la gente por lo habitual se interesa por los cachorros, les resulta más fácil sobretodo a los que ya han tenido gatos el adoptar mascotas que no sean muy mayores –explicó el empleado al acercar el aparato a mi cuello.

  • No creo que a mi hermano gemelo le gustara que Napoleón siga aqui –dijo mientras alargaba su mano para acariciar mi cara– ¡Lo adoptó! –exclama decidido.

  • Ese felino se lo merece, es muy bueno como comprobará –asevero al retirar el aparato de mi cuello.

Ya no me sorprendió que al poco vinieran con una caja que era para mí y fuera llevado a la casa central, en donde sabía que me esperaba el mal trago de pasar por la cámara de torturas, antes de poder irme con ese otro humano que era idéntico al antiguo con el que conviví; aunque a la vez no era el mismo al oler de forma diferente, ¡lo cual me confunde!

Cuando el horrible hombre de la bata verde dejó de manosearme y aceptó que me metiera en la seguridad de la caja, observó cómo ambos humanos estaban hablando entre ellos.

  • Se encuentra perfectamente sano, señor Raul. ¡Tan solo necesita tenerlo al día con las vacunas y las pastillas desparasitarias! –informó el docente al sentarse con él en una mesa y darle los papeles de adopción.

  • Fue su único amigo en vida y lo quería casi como a un hijo, lo tenía todo preparado para que si le ocurría algo a él... –dijo con voz ahogada– Al menos su mascota estuviera cuidada y no muriera sola en el piso por falta de alimentos o agua –terminó diciendo conteniendo las lágrimas.

Mi capacidad para entender el lenguaje humano era muy limitada, más allá de mi propio nombre y ciertas palabras que relacionaba con algún manjar que Esteban me daba a veces, por lo demás era un galimatías incomprensible para mi... Aunque si podía captar la tristeza en la voz de ese hombre e ignoraba a qué podía deberse.

Finalmente la copia de Esteban se incorporó y cogió la caja en donde estaba metido, al salir del edificio me llevó a su vehículo en donde me acomodo en la parte trasera. Mi ánimo fue en aumento al ver que parecíamos dirigirnos al que fuera mi antiguo hogar, lo cual me quedó más que claro al ver la misma portería al sacarme del coche y maulló emocionado ante la posibilidad de reencontrarme con el otro humano que me cuido... Me puse en pie nervioso e impaciente al desear entrar de nuevo en el que fue mi hogar y volver a ver a mi añorado Esteban, al abrir la puerta de la vivienda ya me movía inquieto en la caja; esperando la oportunidad de salir de la misma y explorar ese espacio en mi deseo de volver a verlo nuevamente. Cosa que hice al salir corriendo al ver la puerta abierta de mi transporte, aunque pese a que exploré varias veces las distintas habitaciones... Allí tan solo estábamos ese otro humano que se le parecía como una gota de agua y yo, no había ni rastro de la antigua persona con la que conviví.

« Esto debe de ser una pesadilla y debo de ser incapaz de despertar, ¿en donde esta el humano que vivió aquí conmigo? » –intento que me aclare con una expresión triste a la copia de mi antiguo amigo.

Este pareció entender en parte mi mirada, ya que sus lágrimas en esta ocasión sí que afloraron con fuerza y se sentó a llorar en el sofá del salón que se encontraba cerca.

Me acerque donde estaba y me tumbe en su regazo, a la vez que maulló en un tono suave en un intento de calmarlo.

  • ¡Gracias, Napoleón!... –dijo al alargar su mano para acariciar mi lomo– ¡Eres un gato muy listo y no me extraña que mi hermano te tuviera en tan alta estima! –continuó diciendo al acariciar mi cabeza con delicadeza.

Maulo varias veces más en el mismo tono al ver que logro dejar que siga llorando al sentirse reconfortado por mi apoyo.

Puede que no sea mi antiguo humano... Pero este tampoco es tan malo e igual puedo ser su compañero hasta que regrese el antiguo, ¡incluso podría llevarme bien con los dos a la vez!, pienso al quedarme dormido en ese confortable regazo que me inspiraba una más que sobrada confianza.

Los años fueron pasando y aunque nunca perdí la esperanza de volver a reencontrarme con mi antiguo humano, me adapte a convivir a la perfección con este nuevo que me cuidaba y mimaba cuanto le era posible.

Con el tiempo conoció a una mujer con la que parece congeniar y que finalmente se integró en la familia y un miembro inesperado más pequeño de humano se sumó al hogar, cuando lo trajeron ambos emocionados.

  • ¡Ya tienes un hermano al que deberás cuidar con esmero! –dijeron sin que obviamente los entendiera.

Aunque sí aprendí a evitar que jugara conmigo y sobre todo con mis bigotes por experiencia propia tras varios encuentros con sus manitas, ¡que por suerte eran pequeñas...! Un manotazo por mi parte, cuando no me veían los humanos lograba contener a esa pequeña fiera y me permitió cuidarlo en condiciones para evitar que se hiciera daño en alguna ocasión que otra. E incluso me trato con respeto poco a poco y no en pocas ocasiones se acostaba a mi lado a dormir, ¡supongo que a ambos nos reconfortaba el calor del otro!

Pero los años no perdonan a nadie... Yo me iba haciendo mayor y mi cuerpo dejó de tener la agilidad de mi juventud, aun así intentaba satisfacer las ansias de juego de ese pequeño humano que creció a un ritmo sorprendente para mi escasa capacidad de discernimiento... Poco a poco las fuerzas necesarias para satisfacer los anhelos de ese diminuto hombre me faltaron incluso a mi y me volví un felino mas pasivo que pese al tiempo transcurrido aún no había olvidado la esperanza de ver entrar por la puerta al que fuera el primer humano que me trajo a este hogar y al que nunca deje de añorar del todo... Trataban de consolarme cuando me veían en ese estado, el que se parecia a mi antiguo amigo, también siente esa pena ligeramente; aunque en su caso parecía ya haberla superado, en el mio y aun con el gran alivio que me supuso esos otros tres humanos que agregue a mi familia... Aun sentía un profundo pesar por su ausencia y nunca perdía la esperanza de que algún día entrará en la casa para volver a recibir sus caricias, devolviendo en contraprestación mis suaves ronroneos de agradecimiento que tanto le agradaba escuchar.

Una noche en la que todos dormían, un ligero movimiento en la que fuera la habitación de Esteban me hizo encaminarme hacia allí y a la luz de la luna que se filtraba por la ventana, observe la figura difusa de ese primer amo al que tanto había echado en falta.

  • Hola viejo amigo Napoleón. ¿Cómo te encuentras? –me preguntó y me sorprendí al poder entender lo que me dijo.

  • ¿Cómo es posible que pueda comprender lo que me dices?, ¿y en donde has estado todos estos años? Te he echado de menos todo este tiempo –digo al saltar a su regazo que me sostuvo, ya que se tornó sólido para resistir mi peso.

  • Morí en un accidente de coche, y ahora soy un espíritu que ha guardado el momento adecuado para presentarme ante ti. En cuanto a tu segunda pregunta, no me necesitaste en absoluto al tener durante estos doce años tan buena compañía con mi hermano gemelo y su familia, estuve velando por todos vosotros sin que me pudierais ver –dijo acariciando mi cuerpo con ternura– ¿No notabas a veces un cierto cosquilleo en la nuca o una presencia incorpórea en un espacio que en teoría no debería de haber nada? –me pregunto mientras mi cuerpo se iba quedando dormido plácidamente en su compañía.

  • En algunas ocasiones así era... Pero nunca llegue a sospechar que pudiera tratarse de ti –digo entre ronroneos de placer.

Al final cierro los ojos embriagado por sus atenciones y me deja a su lado mientras el sueño me termina venciendo, al despertar tras lo que me parece unos pocos segundos; estaba frente a la ventana en donde era más que constatable que se trataba de un ser etéreo al ser traspasado por la luz de la luna. Me desperezo rápidamente del todo y me acerco a él, al saltar sobre el mueble cercano a él con una agilidad que aún parecerme un tanto extraña; achaco a la alegría de estar en su compañía sencillamente.

  • ¿Te podré seguir viendo a partir de ahora sin problemas?, Esteban. ¡No quiero separarme de ti! –pregunto al no querer perderlo nunca más, aunque él fuera un espíritu.

Tras un silencio prolongado por mi antiguo amo, al fin contestó.

  • Eso es algo que nunca haremos, Napoleón... –dijo al girarse hacia mí– ¡No elegí este momento al azar! –dice a la vez que el llanto del hijo de mis dueños se escucha de forma prominente.

Al volver la cabeza hacia la cama, veo mi cuerpo allí tendido sin vida y al niño llorando sobre él. En realidad me había quedado dormido por última vez y había muerto en paz entre los brazos de Esteban.

  • Este era el instante en que fallecias, mi querido amigo –confesó finalmente Esteban– Por eso deje que me vieras ahora precisamente, para hacer más placentero tu despedida de este plano de existencia –explica al poner su mano sobre mi cabeza.

Una escalera blanca y luminosa apareció ante nosotros, que comenzo a subir Esteban.

- ¡Vamonos Napoleón!, aquí ya no pintamos nada ninguno de los dos –dijo al indicar que lo siguiera.

Noto como empezaba a serme difícil entender lo que me decía, volvía a tener el raciocinio de un simple gato y sigo a mi antiguo dueño ronroneando por estar feliz de estar en su compañía, contento de no separarme ya nunca más de él.

                                                                               FIN

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Relato del concurso mundial de escritura del 2022


Comentarios

  1. Me asombras con tus entradas Saludos desde la mar

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  2. Una historia muy hermosa y emotiva. Es curioso, pero por lo que sé casi todos los amantes de la literatura fantástica también somos bastante amigos de los felinos.

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    1. Gracias, escribir desde la perspectiva de un mínimo no es algo fácil, ya que debes ser cuidadoso al imaginarte en su pellejo y que no conoce o entiende como nosotros lo hacemos.

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